lunes, 16 de abril de 2012

Another night.

Lee, preciosa, lee, lee hasta que no queden puntos, hasta que las paradas de las comas te parezcan innecesarias, porque el que aprende a leer en las páginas termina leyendo en los ojos, ojos que hablan y dicen más que cualquier trazo o susurro.


Que el destello de esas dos escamas verdes haga que el más luminoso fulgor envidie, envidie hasta el punto de desvanecerse.


Y que las sombras pesen, tanto que no nos permitan separar las puntas de los dedos, dejándonos días sin sol para contrastar teorías y hablar sobre historias de dragones verdes.

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