domingo, 27 de mayo de 2012

Poesía de papel arrugado.

Quiero querer quererte,
quererte impotente,
quererte como no quiere la gente,
quererte hasta que el corazón reviente.

Que nos hablemos en susurros,
no como esos amores que valen dos duros,
de inviernos o veranos impuros,
de esos que ni siquiera hacen planes de futuro.

La agonía del alma calma
las heridas que la piel taladra,
poco a poco tu olor me llama
a buscarte entre las sábanas de tu cama.

Querer quererte siempre,
no como aquellos que lo hacen a regañadientes
que no sabes que cada vez que cada vez que mienten, 
una parte de su ser muere lentamente.

No se si la mejor música que he escuchado es la respiración de cada uno en el pecho del otro, el roce de nuestra piel, tu aliento en mi oído o el jadeo de nuestras almas.

Comfortably numb.


Impotencia, el peor sentimiento, todo se basa en él. Impotencia de vivir, de querer, de no poder, impotencia a creer, de no poder estar contigo... pero la peor impotencia es la impotencia del no poder hacer nada, por más que quieras, sientas, necesites...


Impotencia a ver como un mundo que es de todos lo manejan unos pocos, impotencia de no poder arreglarlo, impotencia de  no poder hacer ver a la gente lo que pasa.


Quiero irme... lejos... contigo... solos... que se joda el tiempo y la distancia, la felicidad momentánea de ahora, hacerla eterna contigo.


Abrazarte hasta quedar seco, seco de miedos, angustias y dolor.


Porque todo lo que seré, soy y he sido, no depende de mi, sino del tiempo que pasaré, paso y he pasado contigo.






Ojalá pudiera llorar...

martes, 15 de mayo de 2012

Realidades de la Edad Media.

Concreta. Cómo, dónde, cuándo y por qué.


Imagina que todo está en un segundo plano, que la realidad incrementa a nuestro antojo, porque tú puedes cambiar el mundo, mi mundo. Un mundo mudo que habla de rencores y de futuros con dinero.


Pero a nosotros no nos hace falta eso.


Rodearnos de naturaleza y vivir de ella.


Impacientar al olvido, porque en nosotros él no existe. 


Fijarnos al sustrato de los ojos y que se forme vacío entre nuestros rostros.


[...]


Completa y profundamente me advertí del miedo que me produje aquel día, echándome en cara el haber elegido lo correcto. ''Espero que valga la pena, sino, no se que he hecho''.


Me reproché y me negué, me reproché y me negué.


Y no los conté porque no me lo permití, por miedo a ver la verdad, por miedo a fallarte otra vez, porque a lo hecho, pecho.


Busqué cobijo en posadas de camino, pero no conciliaba el sueño.


Y me lo negaba todo. Encontré lo que me parecieron semejantes, pero solo eran falacias de mi corazón.


Y por fin vi la luz, Elfa.


Creo, hoy dormiré en vaqueros...